Mi cuello
abrazado por una cadena
como a las vacas en el degüello:
aturdida por un choque eléctrico,
insensibilizada ante el dolor,
para ser faenada en un encerradero,
y que una fina y larga varilla
destruya la médula espinal
para evitar el reflejo muscular
mientras desangro colgada de las patas
que luego perderé,
al igual que la cabeza,
al igual que extraerán tripas e intestinos,
órganos y piel,
y mi carne que será tuya
para que la trocees
con un cuchillo de cocina
con placer y goce.