Fue solo sexo.
Me agarró de la cintura,
nos movimos de manera natural
y golpeé accidentalmente el cabezal de la cama.
Bajo su cuerpo pesado,
lo miré a los ojos un par de veces.
Cuando nos miramos
se escapó un suspiro suave, inconsciente,
de ambos labios, sin parar de hacerlo.
Hicimos el amor.
Sentada sobre él me abrazaba,
mientras besaba suavemente
mi cuello, expuesto a él
con mi mirada al techo
suspirando su nombre,
diciendo que lo quería,
que lo quería con amor
y que quería fundirme con su cuerpo
hasta ser solo uno
mientras él acariciaba mi espalda
y yo rodeaba su cuello con mis brazos
para cada tanto besarnos
y apretarnos para estar cerca,
más cerca.
Cogimos.
Detrás de mí,
me tiró del pelo,
me golpeó
y me dijo que era suya
que me calle,
que era suya,
que era una puta más,
una putita más,
su putita.
Me dijo:
«ponete en cuatro»,
y que pusiera los brazos
cruzados
en mi espalda.
Con una mano
me sujetaba.
Con la otra
apretaba fuerte mi cara
contra la almohada
sin dejarme ver,
ni hablar,
ni respirar.
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Imagen: Gran Hotel del Sur, Av Colón 24, foto década del 70/80 subida por Leonardo Moreno.