Últimamente me acompaña el silencio.
Al principio era denso, tedioso, pero me acostumbré a su compañía.
Aunque no lo creas es mejor que tú escasa presencia.
En las tardes ya no te pienso. Ahora, en cambio, me preparo un té, esos que a vos no te gustan. Los té te parecen muy raros y te generan asco.
Tengo una gran variedad de tés nuevos, té de frutilla, manzana con canela, incluso avellanas. Tengo de esos que le dan un poco de sabor a la tarde y te acompañan para hacer la lectura más plácida, pero me faltas(té).
En fin, como te decía, ya no te encuentro en las frases de mi libro favorito, ni en la canción que te dediqué, ni en las películas que mirábamos mientras yo tomaba té.
Ahora el silencio impregnó tanto mi cuerpo que me gusta escuchar mis pensamientos, hablar en voz alta, reírme a carcajadas y bailar descalza.