En el IX Festival de Poesía Latinoamericana de Bahía Blanca tuve la suerte de chocarme con un hermoso hallazgo. Ese jueves, entre voces de poetas y espectadorxs, encontré «Todos los juguetes afuera» de Facundo Grehan en el pequeño espacio de Peces de Ciudad, una editorial independiente y autogestiva que tiene sede en Mar del Plata y Bahía Blanca.

A Facu (o Faqui) lo conozco de Twitter. No me parece menor este detalle, porque somos una generación de poetas esparcidos en la inmensidad del globo pero con la posibilidad de visibilizar a través de internet. Esta nueva forma de relacionarnos en las redes impacta en la producción poética. Las escrituras se intentan adaptar y, al mismo tiempo, intentar romper el formato de cada página web en donde se manifiestan. El desconocimiento de lxs otrxs permite ocultar la vergüenza por un rato, jugar con la construcción de la imagen, ser unx mismx y otrx. Por esta razón, desde un principio me fascinó este libro: «A esa ronda amiga de poetas en Tumblr» reza la dedicación en la quinta hoja.

Volviendo al tema, había hablado con Facundo unos días antes del Festival y me contó que había estado en la clínica del FIPR (Festival Internacional de Poesía Rosario) con Roberta Iannamico, quien posteriormente participó del Festival de Poesía Latinoamericana de Bahía Blanca. Cuando me la encontré, le pregunté qué le había parecido la poesía de Grehan, lo cual me contestó «Es tremendo lo que escribe ese chico». Y sí, «Todos los juguetes afuera» es totalmente fascinante.

En un vaivén entre la simpleza y la complejidad, la escritura de Facundo viaja por todos los recovecos del ser. Observa a lxs otrxs y a sí mismo. Describe, desesperadamente, los mundos que lo rodean y lo atraviesan. Todo impacta en la conciencia, todas las imágenes del exterior, todos los sentimientos y percepciones, se vuelven poesía. Es como si intentara responder las preguntas que nunca fueron pronunciadas pero que todxs alguna vez nos hemos hecho en la soledad de nuestras camas: ¿quiénes somos? ¿a qué venimos?

«Tengo en mis manos el ensamble / de mis horas barbitúricas. / ¿Soy el niño?» comienza el primer poema, pegándonos con una patada en el pecho. «Un golpe mezquino articuló / mil antinomias en mi viente. / ¿Soy el muerto?» continúa el segundo párrafo, haciéndonos dudar de nuestras propia propias percepciones. «Este onamismo verbal impotente / no germina, se retuerce. / ¿Soy las flores?» termina el último verso, dejándonos una sensación extrañísima en el pecho, como si de repente quisiéramos entender cómo funciona nuestra existencia.

Si quieren leer más de este tremendo poeta, pueden visitar su blog https://infacundia.tumblr.com/ . Al mismo tiempo, hay noticias que muy pronto sale «Tierno», un nuevo libro de poemas que va a publicar junto a Nadia Crantosqui.

Para terminar, voy a compartirles los poemas que personalmente más me gustaron.

PENITENTE

Ahora me tenés
re frágil, más que siempre;
soy un dios
perdiendo caras y poderes
irrecuperables.
Ahora me tenés,
desplomado en mis rodillas,
sin cabeza, patético,
con los brazos entregados
al bajísimo intento de
reconstruir.
¿Lo ves?
Pedir perdón es un trapo viejo.

TITULAR

Sé de quien se deja
atolondrar y amedrentar
por rudos vaticinios,
por crudos vaticinios.
Sé de quien jura y perjura
que su andamiaje tambalea
y jura y perjura caer.
Sé de quien cede
tiernamente a las jeringas
fotónicas de la paranoia.
No son teorías raras, dice,
no son hipérboles sensación
si me lo cuentan los árboles.

GAÑIDOS (VI)

No tengo el coraje para
saltar el muro, mejor
escribo sobre él.