Alguna vez
todos quisimos
ser astronautas
un sueño colectivo
atemporal y pendiente:
poder ver con nuestros ojos
lo infinita y lo finita que es la vida
zambullirnos en lo desconocido
hasta ser un signo de pregunta
o una estrella en el cielo
sí, todos alguna vez
quisimos ser astronautas
pequeños niños exploradores
sueltos en el medio del espacio
personalmente
cómo me hubiera gustado
tocar la superficie del sol
con los dedos tímidos
y esconderlos rápidamente
cuando sienta que me esté quemando
ahí hubiera sabido
que el sol estaba en la casa
como una anunciación
andá a saber cuándo
empezamos a querer
ser astronautas
ya no confiábamos
en el futuro que nos esperaba
siempre estuvo
el deseo original
de abandonarlo todo
desde el primer día
que vimos explotar un globo
entre las ramas de los árboles
¡nos vestíamos con camperas infladas
solo para parecer astronautas!
saltábamos lo más lento posible
como si estuviéramos hartos de la tierra
practicábamos nuestro lenguaje
susurrando por el walkie talkie
esperábamos encontrarnos
con ET en bicicleta
sentir que el aire era distinto
al que respirábamos todos los días
ser astronauta para volver como héroes
y que construyeran monumentos para nosotros
que nombren a los satélites como nosotros
que se acuerden de las estrellas por nosotros
que piensen en nosotros al nombrar a sus perros
a sus ciudades / a sus obeliscos / a sus piedras
porque siempre estaba, está y estuvo lo mismo:
el deseo de permanecer
aún en el abandono
el deseo de sobrevivir
en la renuncia
el deseo de escapar
sin quedar como cobardes
y volver
con la corona de estrellas
sobre nuestras cabezas.