Recuerdos Raídos de un Joven Brujo con el corazón partido

En Julio del 2021 sobreviví gracias a ciertos libros, que fueron a su manera una forma de metabolizar el dolor en aventura. Pues es un hecho que el frío pega el doble cuando la memoria se vierte sobre sí misma y de alguna forma hay que salvarnos. La mía fue, precisamente, gracias a eso que los brujos llaman un intento. Mi intento consistió en lo siguiente: empezar a familiarizarme con el inglés. Por eso me compré un libro de cartas de Hermann Hesse en su idioma original, me propuse leerlas y traducir un par.  Ahora una verdad: no entendía nada y dependía mucho del google traslate. Me resigné. Luego retomé el intento pasada la amargura. Cuando empezaron los días lindos iba a leer al Parque con el libro, un diccionario que me prestaron, el termo para el mate en la mochila y el celular con datos. Me sentaba; leía y traducía y marcaba con un lápiz  palabras o frases que me encantaban y que creía entender. Luego las pasaba a lapicera en un cuaderno que llevaba a todos lados.
En Noviembre del 2021 terminé de transcribir aproximadamente once cartas que me gustaron mucho. Las transcribía a mano, en el mismo cuaderno. 
En Diciembre del 2021 fui a ver una banda llamada Los Espíritus a La Plata en el Estadio Atenas, llevé el libro junto al cuaderno en una mochila para seguir el pequeño proyecto. El recital terminó casi de madrugada: y mientras esperábamos con una pareja amiga que venga el taxi en una calle determinada, nos robaron unos pungas. Perdí la billetera, las cartas y el libro. Interpreté eso como una señal y dejé el inglés para otro momento.
 En Febrero del 2022, mas precisamente el 3 de un jueves ventoso me senté en el escritorio después de trabajar. Abrí la Netbook; releí mi diario del año pasado, y me encontré de forma inesperada con el primer esbozo de la traducción perdida:

En noviembre del 1930,  Herman Hesse le manda una hermosa carta a B.B, Solingen; un joven escritor. Es una de mis cartas favoritas. Es certera, y tiene algo de dolorosa razón:

No estoy en condiciones de asegurarte si vos vas a ser escritor. (…) Si posees el don, ya lo tenés por naturaleza, y habrá estado en vos desde niño. Pero si de ese don surgirá algo, si tenés algo que decir o significar, eso no depende solo de tu don, eso depende de vivir con sinceridad, si podes tomarte en serio a vos mismo y a la vida en general, si sos capaz de resistir la tentación de hacer meramente lo que te resulta fácil al talento. En resumen, depende de cuanta proeza, sacrificio y abnegación seas capaz. (…) El escepticismo es natural a tu edad. Si dentro de algunos años no pudiste superarlo, podes convertirte tranquilamente en periodista, porque ya habrá pasado la oportunidad de ser escritor. Ser inteligente y hablar con sensatez no tiene que ver con la literatura. Mis mejores deseos y un favor: no vuelva a escribirme hasta dentro de unos años.”