Te suelto, me libero de todas las culpas que me adjudicaste y me adjudique, no digo que no las haya tenido, pero me saco la mochila, solo agarró lo que me sirva para aprender y el resto lo suelto para que se encargue el viento. El aire es mi gran compañero y confío en que éste se va a llevar lo malo y me va a traer lo que me pertenece, lo que me falta, eso que vos te llevaste. Ahora no sé si hago bien, mira si por regresar a mí lo que me pertenece, te saca algo que a vos te hacía bien, porque quiero creer que te dejé cosas buenas. Tal vez estas se hicieron piel, son parte de tu ser y ahora una parte de mí conviva siempre en vos. ¿Así funciona el universo? ¿Seremos un rompecabezas armándonos todo el tiempo? Al parecer vamos perdiendo piezas y encontrando otras, y cuando por fin parece que estamos completos, un nene nos desarma y nos guarda con los demás juguetes. ¿Quién nos va a armar ahora? O tal vez es demasiado arriesgado poner este desafío en las manos de otros, sin embargo es lo que siempre hacemos, nos quejamos de que el otro nos desarma y nos deja tirados, pero si no me equivoco el error esta en nosotros y en permitir que cualquiera juegue con nuestro rompecabezas, después de todo no es un simple juego.