Está frente al ventanal. Mira los pastizales amarillentos. No hay sonido que la perturbe. Ni siquiera los mensajes que entran en el teléfono. Un avión se prepara para despegar, la sala está repleta de pasajeros. El sol encandila, los árboles desnudos despiden los últimos rastros de la mañana. Un altavoz anuncia la partida.