Buenos para nada 9

Levanta la persiana de la cocina. Ya es media mañana, hace calor. Las plantas del patio intentan respirar sin prestarle atención al sol. El barrio está en silencio, los vecinos agazapados. Él se sienta en la silla junto a la mesa verde, piensa, la busca en el dormitorio. Ella está rendida bajo las sábanas. Él espera hasta que ella le dé los buenos días.

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