se acalambran mis ojos
se acalambran mis versos
de tanto mirarte
y de pronto buscan sostén
una baranda firme
o un par de muletas
para seguir caminándote
en la noche de tus labios
en el día de tus palabras
te regalo ojos rengos
te regalo versos rengos
de tanto caminarte
y frente a vos se paran
preguntándose si sabrás
cuánto amor hay
en unas piernas rotas
que siguen caminando
para llegar a tu hora
El poeta es un fingidor.