Era la primera vez que concurría a aquel lugar. Llegó transitando calles desconocidas. Todas las casas tenían parques inmensos al frente. Rejas altas. Perros guardianes. Así era también la que llevaba el número 73 de Fragmento de los héroes. Se anunció. Una cámara fue la encargada de tomar el rostro de Ambar. El gran portón se abrió. Atravesó el parque. El sol caía recto a esa hora del día. Todo lo observaba detenidamente guardando cada color en su retina, aspirando el perfume de los fresnos. ¿Eran fresnos? ¿Acaso importaba? Todo existía gracias a ella. Ella existía gracias a todo. Subió la escalera de mármol. Una nueva cámara la tomaba esta vez de cuerpo entero. Llevaba un vestido negro, ceñido al cuerpo. El escote dejaba ver el surco que se armaba entre sus senos. Le gustaba su cuerpo. Le gustaba que el vestido marcara sus formas, afinara su cintura, realzara sus caderas. Los zapatos eran también negros. El taco la dejaba al menos diez centímetros más alta; un metro setenta y cinco es la altura justa para entrar en la casa. La puerta se abrió. Esta era de madera con picaportes de bronce que no llegó a tocar. A partir de ese momento una luz la guiaba. Apenas podía distinguir el color de las paredes. ¿Habría cuadros? ¿Estaban todas las ventadas selladas? ¿Estarían cubiertas con cortinados de terciopelo rojo? Disfrutaba pensando que era de ese modo. La luz surgía del techo. Pequeñas lámparas que se prendían y apagaban a su paso. Una puerta más. ¿Sería la última? Ingresó en la sala. La puerta se cerró. La luz artificial quedó del otro lado. Aquí todo estaba iluminado por los rayos del sol. Un gran techo de vidrio. ¿Así serían las peceras? Caminó bordeando la habitación. Giró, era un círculo. Un inmenso círculo. El centro mismo de la casa. ¿Qué puerta se abriría después? ¿Habría otra? Ni siquiera estaba la que se había cerrado hacía unos segundos. ¿O serían horas? Caminó hacia el centro. Un gran sillón la esperaba. Se sentó hundiéndose en él. Cerró los ojos. Le gustaba sentir el calor del sol sobre sus párpados. Todo lo veía violeta ahora. Flotando sobre el violeta vestida de negro. Flotando por la sala circular. Flotando en círculo. Flotando hacia el final…
«Nacida en el milenio pasado jugando entre libros o subida a algún escenario. Teatro, poesía, novelas y filosofía uniendo o desintegrando todo»
Poemas de su autoría forman parte de los libros Ontología poética ( Gata Peluda 2017) y Camalote poesía afluente (Caravana de editoriales 2019)
«Casandra» su primer libro forma parte del Vergel de narrativa experimental (Gata Peluda 2021)
Que intriga con que se habrá encontrado Ambar muy linfo relato
Gracias! Pequeños relatos, jugando un poco con las palabras. Saludos!