El despertador que no suena

un té y el diario

quizás, hasta el crucigrama

con suerte, una medialuna

el lavarropas

una remera

una mancha que todavía no sale

el ténder en el balcón

la tarta al horno

las ganas de no cocinar

las ganas de comer rico

la hora

la calle

los negocios con persianas bajas

—pero la heladería complaciente—

los niños con monopatines

un gato sobre una reja

las campanas

las señoras que salen de la iglesia

sus pasos arrastrados

sus corazones abultados

otro gato entre los autos

una avenida medio vacía

la parada de un colectivo apenas llena

un señor en shorts y camisa

una bolsa de carbón en una mano

el aroma del asado en la esquina

ladridos

una pelota picando

las plazas rebosantes

el tum-tum de la práctica murguera

un gato más, ahora altivo

el sol dorado

las ventanas espejadas

con suerte

otra medialuna en mi mano.

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