IX bis

¿Por qué te amo? Hace rato me vengo preguntando lo mismo, por qué amo todo lo que amo, esa también es una buena pregunta. Y si bien, amo un poco a todo lo que existe, particularmente, por qué te amo a vos, a vos que ya no estás, a vos que te fuiste, que huiste tantas veces de mí. El amor no debe ser reciproco, esa es una frase de mierda, dicha por gente que creo, no entiende lo que es amar. Amar es ver lo transcendental del otro, su esencia más pura, y adorarlo, adorar cada parte de su ser, no su temporalidad, no su materialidad, sino al otro en tanto otro. ¿Dónde estamos nosotros ahí? En ningún lado, solo somos la condición de posibilidad de que todo aquello exista, no importa si lo que amamos nos ama igualmente. Por eso te amo, porque te vi tan pura y tan autentica en un mundo oscuro, en un mundo cruel. Porque te vi lastimada y doliente, y quise cuidarte, acompañarte, ayudarte a sanar. Porque vi la muerte de tu amor en tus ojos, mi muerte, y continúe amándote. Porque si cierro los ojos puedo recordar cada momento con vos, cada parte de tu cuerpo, cada pequeño detalle de ese cuerpo que alguna vez fue nuestro. Porque aunque me duele recordarte lo sigo haciendo. Porque aunque ya me fui, sigo volviendo, para ver si cerré bien la puerta, si apagué el gas, si puedo oler otro poco de tu perfume. Porque amar no es buscar ni encontrar, amar es elegir, y ambos elegimos. Porque no deje de creer en el amor, pero ya no lo quiero, me empalago. Porque esta irrevocable soledad que siento es la que sentí toda la vida, menos cuando estuve con vos, ya me había desacostumbrado, me había olvidado el hastío que me produce la gente, me había olvidado lo mal que me cae todo el mundo. Porque con vos la vida era más linda, había un motivo, había una razón, algo muy parecido a tu sonrisa, pero no tan lindo. Porque quiero que seas feliz sin importar nada, que seas tan feliz como sea posible, que la vida te colme y te de todo lo que es tuyo, todo lo bueno que mereces. Porque nunca te voy a poder olvidar. Pero, ¿por qué te amo? La verdad, que si me preguntas, no lo sé.

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