Me rebalsan los insomnios de las bolsas
de compras fundamentales.
Mis ojeras se escapan de mis tierras
y se nacionalizan mortuorias, penetrantes.
¿Cómo no estar toda la vida de rodillas
si los golpes más suaves me quitan la luna?
¿Cómo no doblegarme ante mis dudas,
si sus tempestades son vespertinas?
Y mi vida renace cuando al sueño se internan
y muere a la par que nace sus días;
La vigilia me busca
y cuando me encuentra, cae dormida.
La somnolencia moja mi lengua
con salados tragos de sueños y dormires
y lo onírico tiene goteras que caen en las cuencas de mis ojos que se entrecierran;
Más una gota no cura ni la sed de un dia
y llevo yo deshidratado toda la vida