No ven mis ojos

¡Y aún así los convoco, y aún así duelen!

Y no funcionan y se hacen de noche

las puertas de cuánto veo, ventanas mías,

Y se nubla hasta el cielo de tanto esfuerzo.

Oh, pupila cortopunzante, enfócate

y mira esta naturaleza, no sea

que todo cuanto forma un bosque

me parezca trabajoso y de tan tarde.

Y las espuma de estos días languideciendo:

¿Serán las nubes exhaustas? O seré yo,

que bordoneo mis temblores y atardezco,

Y mató los cielos para atesorarlos tristes

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