Extraño tenerte cerca.
Despertar a tu lado y ver tu sonrisa
cocinar en tu cocina
o renegar de tu vista.
Extraño mirar las arrugas de tus ojos
o las de tu boca,
agarrarte para abrazarte
y que pierdas el equilibrio.
Tus recuerdos son suaves como el lino
y la incomparable calidez tuya
te convierte
en el femenino exacto del referido.