escribí estos versos hace veinte años. por algunos motivos, se me ocurren actuales. no tanto como para corregirlos, quedarían sin su antigua actualidad si cedo a la tentación de reescribirlos
a seis metros
para cualquier lado
hay gente. cada quien
hace su ruido. metal
pesado constante: cosas,
gritos. la buena
tele zumba. esta otra
pelea
sobre horarios
a voces: una
de manicomio, la otra
apocada. niños
que ensayan
efectos de estilo. más
cerca algo
gotea siempre
los insectos
que viven en mis anteojos, la sombra
de un cable contra el cemento, en la ventana
la música
justa de los autos, colgada
la gota de agua en la cocina,
las varias maneras del frío
en mi cuerpo, el peso
de la cena en el estómago,
una pila inestable
de papeles sucios, cosas
clavadas en las paredes
ya el ojo no
ve bien, en el cristalino
hay una cicatriz una pelusa
que parece un mosquito cuando miro
el cielo o el margen de las hojas.
encima los vidrios están sucios,
rayados, empañados, el mundo así confuso
patina en verano hacia abajo
por la nariz transpirada, en invierno
el mundo se queda más quieto y el ojo
se acostumbra a ponerle
el marco de los lentes a las cosas
la sombra de un cable contra el cemento tiene
forma de pera. el color del cemento, el borde
grueso y negro de pincel japonés que dibuja
la sombra es lo que digo. no es la fruta que hubiera
puesto en un poema, pero no hay otra
hay arroyos en el aire oscuro
el ruido fluido de los autos, ruedas
contra el asfalto constante
no fue así compuesta la música de los autos,
en bloques metálicos de olas
cada una parecida, pero puede
descomponerse en mi cabeza
se pone al borde de algo la gota
y no termina de caer. sobre el papel
parece que la gota hace algo o deja
de hacerlo y así la gota ha sido escrita, igual
insiste rodando
en la boca de la canilla su potencia arbitraria
el frío baja en el cuerpo, se va
juntando en los pies cuando uno
está sentado y algo queda, sobre todo
en los brazos y en los dedos. no
voy a decir que el frío
es psicológico aunque tiene
graves consecuencias espirituales.
lo feo es el frío del estómago que se agranda
hasta ocupar incluso la cabeza
adentro del cuerpo pedazos
de cosas, músculos, esquirlas,
constelación de animales y plantas
en el plato el conocimiento
veloz de los dientes reales
que muelen las partes de todo
además del polvo y el tiempo
que entrestos papeles se han metido
hay otras cosas: cosas que ordenadas
me darían gusto, pero
no sé, esta pila está porque hay
otra pila amable y posible y las dos
van a estar sobre la mesa hasta que pase algo
si la pintura es la pared
o está en la pared, si son
las patas del mosquito
o de la letra,
si la gota
cuelga
de la boca
en la canilla, si cae
al papel
de la boca
se sabe: no es
el ojo, ni el gusto
no es la naturaleza
ni nada. mas se dice pera
se pinta una pera verde
incluso la gente se las come
se pinta
verde una pera
se deja secar, se dice
la pera pintada verde
seca, se dice
una pera verde,
una pera
pintada, dicha, seca, verde
Escritor, periodista, guionista y docente. Coorrdina talleres de escritura literaria y académica y hace cada tanto programas de radio.
Excelente trabajo estimado Mauro, Encuentro algunos puntos de contacto con mi poética.
Me interesaría entablar algún ida y vuelta de nuestros textos.
Saludos.
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