Conocí muchos lugares a lo largo de mi corta existencia, pero ninguno podría considerarlo un hogar.
Quizás ese sea mi destino, vagar desorientado en busca de un espacio que me brinde alegría, y produzca en mí, algún sentimiento de pertenencia.
Es una sensación extraña, imaginen encontrarse felices rodeados de seres queridos, y en un instante dado, comienzas a pensar que no encajas ahí, que ese no es tu lugar, y que solo eres un pez fuera del agua.
Entonces, desesperado comienzas a buscar y analizar en qué parte del mundo te sentirías “en casa”, visualizándote hasta en el lugar más recóndito posible.
Lamentablemente jamás encontraras ese sitio, porque aun siendo exquisita la idea de comenzar de cero en otro lado, solo será un placer esporádico más. Y tarde o temprano, vuelves a sentir esa distancia que te separa de los demás.