Hermanito te dedico estos Valses que tanto te gustan y que no tienen nada de noble ni de sentimental como nuestras vidas aburridas y te los dedico porque vos y yo somos una misma alma en un mismo bolsillo pelado

gata, vos que llorás

en todas las puertas

para entrar:

¿cuánto tiempo estuviste 

llorando

en las puertas podridas

de Ciudad Atlántida 

sin que mi oído escuche 

tu preciado ruego? 

gata, 

¿qué limbos se sucedieron 

en medio de esas 

pasadas

conversaciones entre rejas

y las presentes

confesiones entre risas?

¿qué íntimas

femeninas, 

diminutas, 

infantiles conversaciones

intercalamos

las dos (solas) 

en las rejas que dividían 

tu patio 

del mío 

en una podrida Ciudad Atlántida? 

perla mía, 

¿qué genio te concedió 

el don de la risa?

¿qué hada te dio

el bien de la sonrisa? 

bailás sobre la miseria

bailás en una misera Ciudad Atlántida

y te admiro 

(siempre te admiré)

bailás sobre la miseria

y tus borcegos rompen 

cada uno de mis problemas

(los tuyos, de paso, también)

gata, 

saquémonos las espinas 

que nos quedaron 

en las patas

después de un ventoso día

en un descompuesto parque San Martín 

y te hago una propuesta: 

alejémonos de todo 

y juguemos a la pesca

o a las princesas

entre las rejas 

ceguémonos a puteadas

pero alejémonos de todo

gata, 

te abro puerta y ventanas

te abro entrada de atrás y portón 

te abro cancela y entrada del balcón 

(sabés vos que, a tus pecas,

les abro mi corazón)