Todo cae,

de inicio a fin.

El edificio de cartas

que conforma

mi ciudad,

mortal.

En el universo

de tu mirada creí,

caer.

Resultó ser

que solo caí de la propia fantasía

por mi inventada.

Universo,

tornado

de esperanzas

desesperanzadas,

una caída libre

de la muerte,

de mi idealización.

Una aguja,

en el dedo del pie

cuando me estoy metiendo al mar.

Pero de nuevo

caímos

solos los dos,

en el interior de un abrazo

donde el exterior

dejó de ser relevante

para vos y yo.

Tal vez de nuevo

fantasía,

tal vez de nuevo

caída.