Instintivamente

me tiro 

al vacío 

buscando explotar en mil pedacitos. 

  

Tras el muro que me invente 

me domina 

la fragilidad de mi corazón

repleto de amor, de inseguridad.

  

Cuando en la rigidez del cuerpo 

entendi lo que dolia 

decidí fluir,

volverme amor;

  

en mi pensamiento,

oscuro 

encuentro

con lo desarmado de mi ser, 

  

tiniebla, de esa voz 

que no se calla 

en aquel constante de imágenes,

palabras que fluyen. 

  

Me atraviesa

me encierra,

aquella cárcel inventada

que no me deja crecer.