El paisaje no me interesa más
pero la danza del paisaje
La danza del paisaje
danza-paisaje
Paritatitatá
Yo todo alrededor.
La danza que Nietzsche
quiso que nosotros
aprendiéramos a bailar.
Nupur
Estamos suspendidos entre el cielo
y el mar en el canto
de los ruiseñores
Raimond y yo
y evocamos París
y hablamos de gente que no conocimos
y por no reír y llorar
los misterios de la existencia
nos balanceamos sin ninguna dirección
La gran ciudad – San Segundo
Nos queremos tener
Tener y llegar
Nos balanceamos en silencio
llevados por el aroma de los naranjos en flor.
Las pascuas en Nueva York
Señor, es hoy el día de tu nombre,
he leído en un viejo libro el gesto de tu Pasión,
Y tu angustia y tus esfuerzos y tus buenas palabras
que lloran en el Libro, dulcemente monótonas
Un monje de un viejo templo me habla de tu muerte,
él traza tu historia con letras de oro
en un misal, apoyado sobre sus rodillas.
Él trabaja piadosamente inspirándose en vos.
Refugiado en el altar, sentado en su hábito blanco,
él trabaja lentamente de lunes a domingo.
Las horas se detienen en el umbral de su retiro,
él se olvida, inclinado sobre tu portal.
Yo soy como ese buen monje, esta tarde, estoy inquieto,
en la habitación de al lado, un ser triste y mudo
espera detrás de la puerta, espera a que yo lo llame!
Eres tu, es Dios, es Yo, – es el Eterno.
Taller
La Ruche
escaleras, puertas, escaleras
y su puerta se abre como un diario
cubierta de tarjetas de visita
luego ella se cierra
desorden, estamos en pleno desorden
fotografías de Leger, fotografías de Tobeen
que no se ven
y al dorso
al dorso
obras frenéticas
esbozos, dibujos, obras frenéticas
y mesas
botellas vacías
“nosotros garantizamos la pureza absoluta de nuestra salsa de tomate”
dice una etiqueta
la ventana es un almanaque
cuando las grúas gigantescas relámpagos
vacían con estruendos las gabarras
y vierten cestos de truenos
él derriba allí
confusamente
cosacos el Cristo
un sol en descomposición
de los techos
de los sonámbulos de las cabras
un licántropo
Petrus Borel
la locura de invierno
un genio hundido como un durazno
Lautréamont
Chagall pobre nenito cerca de mi mujer
delectación morosa
los zapatos de tacones gastados
una vieja marmita llena de chocolate
una lámpara que se desdobla
y mi ebriedad cuando lo visito
botellas vacías
botellas
Zina
(hemos hablado de ella)
Chagall
Chagall
en las escalas de la luz.