LA BUENA y LA MALA

Se acomodaba el círculo

de colas sentadas.

Infancia en estos

tiempos de culturas

robadas.

Revivirlos, con actos

que repliquen

tradiciones

abandonadas.

¡Dejamos que se fueran

 dando valor a la plata!

¡Dale vivencias a las infancias!

¡Comenzaba el juego

de la payana!

Cinco piedras

iguales buscabas.

Arriba, abajo

a la vertical volaban.

Con una, con dos.

la gravedad reaccionaba.

Agilizando tus manos.

antes que al suelo golpearan.

Con tres, con cuatro,

a las cinco brincabas,

llegando a la mala.

Pocas quedaban

las que continuaban.

Las cinco en tus palmas,

agitadas.

¡A la buena! ¡A la mala!

Ganarle a la gravidez

era lo que importaba.

Apretujadas entre ellas

resonando chillaban,

las saltarinas piedras

de la palma escapaban.

Dando una vuelta larga

otra vez iniciabas.

¡No se vale decían!

Discutir una piedra

poniendo reglas claras.

Los juego de acuerdos

nos gustaban.

Las piernas entumecidas

de estar cruzadas,

a nadie asustaba.

¡Qué el suelo toco!

¡Qué mi mano la atrapo!

¡Qué cayo!

¡No, no, no!

Empezando la ronda,

la habilidad contaba.

Cuando las cinco

atrapabas.

¡De placer te llenabas!

¡La seño dijo guarden!

El timbre sonaba.

Mireya A. Bobrovsky