Si fuera eterno

este micro-universo de infortunio

te diría que te quiero

que te quiero en abril, en mayo o en junio

si supiera que nuestro silencio terminaría

Haría de tu corazón democrático, una excelsa monarquía

y si tu sonrisa traspasase las fronteras

entre imposible y realidad

serían los dioses quienes llorarían

al envidiar tu humanidad.