es un manicomio negro
me siento tan triste tan bien tan lejos
es un manicomio horrible
lleno de civiles enfermeros con pastillas
ahora agarró la siesta la dejo en la mesa de luz
y me despierto a oscuras sobre todo destino
el amor me lascera en la penumbra
alguien desconocido desordenó mi vida
de un modo corrupto me fui rompiendo
Primero los pies al bajar de la calma
despues la rodilla al pasar la reprisa
y la cadera al cruzar a la rastra el patrio
después me rompí la cabeza en un barño
mirando unos ojos para siempre que se tornaron tornado
y mis brazos apoyados en los hombros como si fueran terodáptilos
me suena la maraca cuando levanto las manos
las pongo contra el paredón y viene la requisa
ya no sé si duermo o si despierto
quien soy en este manicomio
que comeré mañana
cuando todos se hayan hartado
si no sé de nada
o al menos desconfío de todo lo que sé
cuando el talón se destraba doy un paso
inseguro
y me afanan la cara
la voz
para ponerla de prepo en una mesa de ludo
yo sé que me río
pero el río soy yo
y me voy en catarata
a descender por el diablo
y me siento un santo
que todo lo ignora
pobrecito
no tiene clavos
pero ahí está amurado
desplazado
una fruta frustrada que nunca cayó del árbol
Escribo mal
tiendo a creer que es más probable que exista un Dios a que exista una izquierda. Y sin embargo ¿qué pienso cuando pienso en rebelión? ¿Cuál es el tamaño de una caja de sandías? Lo ignoro. Estoy afuera del sistema, por lo tanto bien abajo. Y entonces, el privilegio me nubla la visión. Bien atajo. Tengo la sensación de haber vivido para ver y cerré los ojos. Tengo la sensación de soportar el sopor y condenarme como un reproductor de todo. La irá, la piedad y la neurosis flagelan mis quehaceres y me detienen. Todo se trata de recompensas y me siento un terrier gruñendo a la pared una pelota dibujada en el blanco salpicré. Deformada por el relieve. No quiero autoayudarme. No me interesa estar bien, o si me interesa no joder lo que me rodea y quiero. Pero no. Tengo que ser. Y soy sin remedio. La uretra placentera que se acaramela en la primera experiencia. Ingenuo. Terco. Soez, so sex. Pienso, deambuló. Deambuló por el pensamiento encontrando puntos entre yo lo voté y a nosotros nos torturaron también. Pienso, deambuló. Y hay fotos de fotos de fotos de forros. Soy un forro más con este envión de mierda que ya no me puedo tragar. Tomo agua para bajar. Viene con mierda igual. Tomo un tilo para suavizar la olanzapina. Y voy a buscar entre los cadáveres el poco amor que me tiene una lonja social. De un lado y del otro tiran y tiritan sin parar. Quiero detener el fuego entre mis manos para poderlo modular y convertir en ceniza el pasto que envenenan las vacas al cagar. Yo estoy en tornado. Abajo de mi está el cielo, estoy de cabeza mirando el hormiguero pero, yo, en dónde me apoyo? En ningún lugar. Sin embargo estoy solo de tirar y tirar una sábana tan corta que no conocen los pies. Y dónde sale toda ésta fauna que nunca me enteré que andaba por el sur de la cama. No importa más. Somos un brillo pequeño que no quiere alumbrar y menos alambrar. Somos un hilo de cosas que dirán sin mirar. Una patente vieja que no paga pero que hecha humo al andar. La verdad es que siempre será verdad que yo te quiero, aunque quieran perfumar con lavanda la banda que alienta eso. Y me quede lejos retumbar tambores de mi tumba. Ya no conozco a nadie, y no quiero. Solo acepto. Porque en el fondo todos somos violentos, pero algunos aprendemos a ir más lento. Para que puedan esquivar el golpe. Porque si lo anuncio, entonces lo anuncio. Y se van al galope cuando monto el trineo, andan los renos y soy Rudolf. Pero no hay santa, ni chimenea, ni regalos, ni messias. Solo villancicos que suenan bonito, solo eso.
debí mantenerme despierto mientras pude, la ensoñación es un remojo cálido cuando se diluye por la puerta detrás de los pies cruzados. me dejo enseñar y me duermo hoy no comí como ayer. tuve alguna crisis, yo que sé. estaba solo y me encontré de noche entre las plazas sin tener lo qué. y me dejé caer en un asiento . tres chapa membrana después estaba el sol, que está contra la biblia o el calefón. y yo. y quién? me quedo totalmente agotado, la densidad de la sangre y el rocío de la tarde me hacen pesado y siento que saldrá cualquier araña y comenzará a embutirme. quien sabe con que pretexto me siento bien siendo una presa. quizás los vagos estamos como carne, ya sea con las ideas o el cuerpo. siempre apoyados contra la persiana rota de una ventana tapada. de una casa en desuso. de un espíritu nulo. al desamparo de la comprensión. porque seré un monstruo muchas veces, una réplica, un mendigo. pero nunca un superhéroe, solo lo dibujo en un cuaderno. al monstruo. al súper héroe ya lo dibujan mucho. pero a los monstruos en su calidad de bestias condenadas de la estética, a esos los gozo como propios. son increíbles distopia de bajo fondo, allí donde no entramos para no desconocernos miramos con cuidado de no enfocar lo que la mente teme. pero buscando permanentemente lo atascado. y mientras sabemos que no es un juego jugamos. pero la sangre al final nos moja, y aquello que era un halago se vuelve huraño y mitificante. y ya no nos pertenecen los pasos de correr con los ojos atrás, usando los dedos para atajar alguna trinchera. pero cuando se revela el túnel, estamos solos línea recta hacia un destino de velocidad. entonces me siento a esperar, ya no corramos. a vos te va a arruinar el apetito, y a mí la digestión. o es al revés pero como en un túnel donde terminamos bajo el agua. agua y velocidad. y un túnel por el que nos hacemos extremos amigos. pasajeros de un calvario. igual sentido. igual desdicha.