Hay un cuerpo
el mismo de ayer.
el mismo que años pretéritos.
un cuerpo sentado y fatigado
en la misma sala de espera de un hospital diezmado.
Tiene hambre, tiene sed
lo que tampoco ha cambiado
es su incapacidad de digerir el alimento de lo normal
no come con la boca
sino con su cerebro
no bebe lo real
sino fantasía que hace de la falta su puñal
ese cuerpo no es sistema
la mente que está arriba no sabe de su existencia
se agiganta tanto a cada milímetro de tiempo que ha adquirido una ceguera enferma
se hace pulpo ante la realidad la colma, la aplasta, la hace fosa.
¡No hay médicos! Dijo una señora que ha matado con su mirada.
ese cuerpo se volvió solo carne en ese momento. Dejó de esperar.
Olanzapina, cuanto tiempo tengo que matar para que ese cuerpo pueda descansar?
Ja
Lo cínico del mundo se resigna en esta sala de hospital.
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Soy Oriana, habito los opuestos o más bien ellos me habitan a mi.
Me gusta escribir ✍ todo lo que pueda decir para que no se enquiste en mi. Compartire aquí lo que escribo, poemas míos, reseñas de lo que leo, opiniones, etc.
La palabra es mi fusil en la trinchera