Pienso que si morir es triste, morir en absoluta soledad, mucho más… En algunas culturas y desde los tiempos que la historia de la civilización humana recuerda, cuando al integrante más longevo de una familia le tocaba el turno de “partir” y él lo sabía, procuraba rodearse de sus familiares para tener la oportunidad de despedirse de cada uno y así poder abandonar este mundo “en paz”. En nuestra más reciente historia y a causa de una devastadora pandemia, esto ya no es posible. Miles de personas hoy estarían vivas si este virus no se hubiera diseminado a través de los infectados. Por todo esto, se desprende mi necesidad de contar una historia simple, pero impactante por su profundidad emotiva, pues a partir de ese acontecimiento sentí el efecto de una bofetada, tan bien dada, que me hizo despertar del letargo de insensibilidad colectiva en el que me encontraba sumergido…
Desde el comienzo de la pandemia y después de transcurrido un tiempo, me di cuenta que el aislamiento social recomendado por las autoridades sanitarias –en caso de tener síntomas o haber estado expuesto a contactos estrechos- me vino afectando en lo social, lo físico y en lo emocional y de a poco, una “nueva normalidad” se fue infiltrando en mis sentimientos saturados de información catastrófica, hasta el punto de lograr que naturalice los cifras diarias de fallecidos, haciéndome olvidar que esas cifras refieren a mujeres y hombres de mi pueblo, protagonistas -cada uno- de valiosas historias. Sucedió, que a partir de una reciente situación, mi percepción de la vida cambió, sentí que desperté de un sueño en el que me creía intocable, tal vez producto de mi distorsionada visión de la realidad. Esta “manera de ver las cosas”, se fue instalando en mí como un sistema de autoprotección mental, alimentado por el descreimiento, la ignorancia y la soberbia humana -a pesar de los contagios y las muertes que continuaron avanzando sin freno-. En consecuencia, primero los adultos mayores, los médicos y enfermeros y después los artistas, fueron dejando de pertenecer a este plano existencial sin siquiera haber podido despedirse de sus seres queridos…
Ocurrió, que en el departamento donde vivo con mi perra Uma, aquí en la ciudad de Buenos Aires, mientras veía tele desde el sofá, sus insistentes ladridos mirando hacia el balcón del contrafrente activaron mi atención, sabiendo que la perra no gozaba de buena vista, pensé que debía tratarse de algo próximo, porque al encontrarnos en un décimo piso era improbable que pudiera ver algo lejano, entonces me levanté y corrí la puerta para inspeccionar y descubrí un globo de esos que vuelan atrapado en un rincón del techito. Al notar mi pronta reacción, la perra se tranquilizó y quedó expectante. No me costó alcanzarlo, pues tenía un hilo largo que sostenía una canastita con una velita de led, aún encendida y un ramito de flores nomeolvides con un pen-drive dentro de una bolsita; cuando bajé el globo, descubrí en una de sus caras la foto de un hombre mayor -sonriente- con un bebé en brazos que supuse su nieto, entonces deduje que se trataría de un globo desprendido del festejo de algún cumpleaños o bautismo. Tomé el pequeño dispositivo de memoria y lo fui a colocar en mi computadora para investigar de qué se trataba, luego abrí el único archivo que encontré donde figuraban varios audios con distintas fechas y comencé a escucharlos; ahí me di cuenta que no se trataba de un festejo…
“Hoy es jueves: Como voy perdiendo la memoria (me dicen que es a causa del alzhéimer), después de casi un mes de estar internado por coronavirus y gracias a la generosidad de los ángeles que me cuidan, desde hoy puedo ir grabando para acordarme de quién soy ¡ja, ja! y no es mi testamento, eh ¡ja, ja! Bueno empiezo: Mi nombre es Mario, nací en Argentina y crecí en un pueblito del interior, mis padres me educaron y me enviaron a la escuela, trabajé en el campo y los ayudé. Después vine a Buenos Aires, me recibí de ingeniero, conocí a una buena mujer y tuvimos tres hijos que nos regalaron dos nietos preciosos. Con el tiempo pudimos armar una pequeña empresa y les dimos empleo a varias familias y aunque tuvimos altibajos financieros que nos hicieron tropezar, seguimos adelante. Hemos sufrido el arrebato de nuestra libertad, pasamos crisis sociales y económicas, vimos saqueos y muertes y fuimos testigos de una guerra desigual, sin embargo seguimos adelante. Yo entendí que así era mi país y muy a mi pesar me acostumbré a él; aquí me emocioné, me alegré, lloré y me decepcioné, pero siempre pude superarlo y seguí adelante…
Viernes: Bueno, ayer contaba que me caí muchas veces y me levanté otras más, lloré de rabia ante las injusticias, padecí deslealtades y traiciones, vi a mi familia sufrir y sufrí con ellos, pasé privaciones y arrastré a mi compañera creyendo que más adelante llegaría el momento del disfrute, pero me tocó esta enfermedad… Y aquí estoy, en la habitación de un sanatorio (ahora solo, porque a mi compañero Julián se lo llevaron tapado)…
Sábado: Parece que este virus es muy contagioso y trae dificultad para respirar y es cierto, porque recién después que me colocaron estos tubos puedo hacerlo con menor esfuerzo. Hasta ahora la vengo peleando y quiero agradecer la buena atención de parte del personal de la salud, que me permite grabar con el celu, ya que no veo bien…
Domingo: Es un problema olvidarse de la cosas, no recuerdo cuándo fue la última vez que hablé con la familia… -¡Ah, acá me dicen que hace un rato!- La verdad… No me acuerdo, será por eso que me siento solo… muy solo…
Lunes: Bueno, sigo donde dejé ayer, hoy estoy un poquito mejor y acabo de oír lo que grabé. Como nunca me gustó la soledad, busqué compañía desde muy jovencito y armé una familia numerosa para no estar solo el día que me toque partir… ¡Ah y aclaro que no quiero que me cremen, eh! No soy un vikingo, soy un cristiano y deseo alimentar la tierra con los nutrientes de mi cuerpo…
Martes: Me alivia cuando grabo, me hace bien… Tengo la esperanza de poder salir pronto para volver a abrazar a mi hermano que amo y hace años no veo; a mi compañera, -guapa y valiente- quien apuntaló y dignificó a la familia; a nuestro primer hijo, ejemplo de persona, sano y leal; a nuestra primera hija, capaz y disciplinada a igual que la más chica, decidida y emprendedora…
Miércoles: Hablaba de mis hijos, que ellos ya formaron sus familias hermosas y espero poder irme de acá para volver a dialogar con mi nieta y a jugar con el más chiquito, volver a compartir comidas y salidas con mi nuera y yernos, cantar a dúo con mi suegra, ver mundiales juntos y festejar las fiestas… Rezo para salir pronto… Aún tengo cuestiones sin resolver y proyectos para emprender…
Jueves: Reconozco que estoy grabando estos mensajes por si no salgo -vivo- de acá y no quiero dejar cosas pendientes, al menos por decir… Lo primero, sería agradecerles a estos ángeles a quienes no puedo verles la cara por su paciencia y comprensión, pues me permiten grabar esta especie de d… diario, -iba a decir de despedida-… ¡Perdón!… Esta tos…
Viernes: A quien corresponda… Somos los enfermeros que atendíamos a don Mario, aquí en terapia intensiva… Mario, nos dejó ayer. Los médicos terapistas y nosotros hicimos todo lo que pudimos para sacarlo adelante, pero esta enfermedad nos juega malas pasadas y nos desconcierta a cada instante… Estamos muy tristes y agobiados por tanto dolor, todos los días se no van personas como Mario y eso nos deja mal, muy mal. No obstante, seguiremos dando lo mejor de cada uno para intentar salvar a cada paciente que nos toque, a cada Mario que nos llegue… Porque cada uno, tiene su familia angustiada que no puede permanecer cerca y nosotros lo sabemos, por eso, lo único que pedimos es que sus decesos no sean tomados como una cifra o una estadística, ellos, sean adultos mayores o no, no se merecen eso… Nosotros sufrimos cuando fallecen, porque teniendo el cuerpo caliente todavía, los debemos retirar para ubicar a los que esperan y creemos que sus almas no han tenido tiempo para elevarse, por eso les pedimos a cada argentino que no los tomen como un número más… ¡Ellos fueron argentinos que escribieron sus propias historias!… No tomen con naturalidad la cifra de fallecidos, pues cada número es un argentino obligado a partir dejando vida latiendo en la entrañas de nuestra patria… Por eso armamos este homenaje en un globo, para que otro argentino se entere de quién fue Mario. Vaya nuestro respeto a don Mario y nuestro pesar a su familia… Él no pudo -como quería- despedirse de cada uno de ellos, pero les dejó este recuerdo grabado que nos atrevimos a copiar y lanzar a los vientos en homenaje a todos los argentinos que se van yendo al cielo…”
Confieso que al oír estas palabras, tocaron las fibras más profundas de mis sentimientos… Por eso, sin perder tiempo, viendo el sol ocultarse entre los edificios más lejanos, devolví el pen-drive a la canastita y me aseguré de dejarlo resguardado junto a la velita y las flores, para que lleguen bien a su destino. Y bajo la cómplice mirada de Uma, lancé el globo hacia el crepúsculo…
PARTE II
Con el sol en el cenit marcando el mediodía en los valles templados de Jujuy, en el noroeste argentino, la jornada de recolección de frutos, completa su primera mitad. Killa, una nativa de humildes recursos, desde que enviudó trabaja en la cosecha de frutillas para sostener a su numerosa familia y por estos tiempos de pandemia, debe hacerlo con barbijo por razones de protección y exigencia laboral… Suyay, su hija de nueve años, se dirige a ella corriendo eufórica sosteniendo algo entre sus manos
-¡Mama, mama! –se acerca exclamando, con el barbijo por debajo de la nariz- ¡Mira lo que hallé en la arboleda!…
-¿Qué es, Suyay? –le pregunta su madre, enderezándose lentamente para no dañarse la cintura.
La niña le muestra en amplitud un globo metalizado de color rojo, pero desinflado por el paso del tiempo y aún atado firmemente a una canastita de mimbre que contiene un ramo de florcitas nomeolvides resecas, una velita nocturna a pilas y una bolsita hermética de plástico, resguardando un pequeño dispositivo…
-No sé, mama… Me recuerda a un globo de cumpleaños de esos que vuelan, pero hace mucho que estaba ahí enredado, mira, tiene la foto de un señor mayor y un niñito…
-Así parece –le dice Killa, tratando de desplegar la cara impresa del globo con una mano, pues con la otra sostiene su bandeja repleta de frutillas-… ¡Mmm! Tal vez así sea, pero debes desprenderte de esto, no sabemos qué pueda ser este llaverito.
-Asemeja a uno de esos aparatitos que ponen en la computadora del colegio, mama.
-Podría ser –le responde la madre, acomodándose el sombrero de ala ancha-. Puedes consultar a tus hermanos si quieres… Ahora ve a casa a ayudar en la cocina, debo continuar un rato más con mi jornada.
-¡Sí, mama!
-Y súbete el tapaboca cuando estés cerca de la gente.
-Sí, mama –le vuelve a responder Suyay, mientras corre hacia su casa, distante un kilómetro de allí.
Llegando Suyay a su casa de pisos de tierra asentada, se puede ver a sus dos hermanos mayores Wari y Kusi, en tareas domésticas y a su abuela Antonia, cargando con hortalizas y caldo la gran olla tiznada sobre el fuego de leña.
-Hola abuela –saluda la niña presurosa, mientras va al encuentro de su hermano mayor que acarrea leña en una carretilla…
-¿Qué sucede Suyay? –le pregunta Wari, sin detener su traqueteo- Vienes agitada.
-Me he encontrado esto y mama dice si sabes qué es –le informa la niña, mostrándole el paquete completo.
-Mmm acá hay una velita de noche a batería, parece que ha viajado desde lejos y le agarró la lluvia, pues comenzaron a oxidarse los contactos -responde el muchacho corpulento de unos 17 años, después de desarmarla-… Y esto es un dispositivo de memoria…
-Ah… ¿Y para qué sirve?
-Es algo así como un pequeño grabador; almacena información y luego la reproduce en el puerto USB de las computadoras –explica Kusi de14 años, más preparado en tecnología, acercándose atraído por la novedad-. En el colegio lo usamos siempre, se llama Pendrive…
-¡Ah, mira! –se sorprende la niña curiosa- ¿Y qué contendrá, entonces?
-La única forma de saberlo es llevarlo hasta una máquina y ver –sugiere Wari.
-En la emisora del pueblo tienen una compu, ahí conozco al enanito Raúl, el locutor, si quieres vamos y averiguamos -propone Kusi, de ojos inquietos y bien dispuesto.
-Bueno, si la mama lo autoriza, luego de hacer siesta iremos en la bici –decide el mayor, prosiguiendo con su tarea.
Después de haber descansado en las horas que más castiga el sol y contando con la aprobación de Killa -madre complaciente de las curiosidades de su pequeña Suyay- los dos hermanos varones se ponen en marcha hacia la radioemisora local, a unos cinco kilómetros de la casa, recorrido que en bicicleta, se hace muy rápido.
-¡Suyay! –le grita Kusi a su hermanita, mientras se aleja sentado en el caño del transporte, con el pendrive en el bolsillo- Dile a la mama que revise las pilas de la radio y que sintonice la estación; le voy a pedir a Raúl mandarle saludos… ¡Hasta luego!
-¡No se quiten las mascarillas en el pueblo! –les aconseja -ya desde lejos- la abuela Antonia.
Los dos hermanos se movilizan a media carrera en su única bicicleta y en el viaje comentan…
-De paso iremos al almacén a comprar pilas nuevas, de esas caras, duran mucho más… No podemos estar desinformados por estos tiempos de pandemia.
-Sí, qué bárbaro –responde Kusi, acomodándose la visera de su gorra-, dicen que hay una tercera ola…
-Espero las vacunas lleguen rápido al dispensario –agrega Wari-, me preocupa la abuela.
-Mientras nosotros nos cuidemos del contagio, Awicha no va a correr riesgo –afirma Kusi refiriéndose a su abuela, en lenguaje autóctono.
Una vez en la emisora de A.M. -una pequeña casa adecuada para tal fin- los recibe gustoso Raúl Tejada, un simpático locutor de talla baja de unos cincuenta años, que a su vez hace de operador y conductor del programa de la tarde, sintonizado por gran parte de la comunidad andina… Luego que los hermanos le comentaran su inquietud, Raúl comienza a investigar los contenidos del dispositivo de memoria…
-Tiene un solo archivo de audio, muchachos… ¿Lo abro? –pregunta el hombre con voz simpática, sin bajarse el tapabocas y con auriculares enganchados en su cuello.
-Y para eso lo hemos traído –responde Wari, contando con la aprobación de su hermano, amigo del locutor.
Raúl comienza a escuchar con auriculares y luego de un rato, cuando debe locucionar por haber concluido el tema musical al aire, se los pasa a Wari y este, después de unos minutos se los traslada a Kusi.
-Es el diario personal de un enfermo internado -revela Kusi, con su voz embotada por el barbijo-, deberíamos oírlo completo, para saber qué dice.
-Si me esperan un ratito, ahora a las cinco debo mandar el informativo, pero luego puedo poner unos temas musicales corridos, así lo escuchamos completo… ¿Qué opinan?
-¡Meta! –responden casi al unísono ambos hermanos, quedándose expectantes y en silencio.
Acomodando una carpeta con datos escritos a mano y buscando información en la computadora, el locutor se descubre la boca y se acerca al micrófono colgante…
“Siendo exactamente las 17 horas, desde las entrañas de la provincia de Jujuy, República Argentina, transmite Lw3 radio Pura Energía en su frecuencia de 670 Kilohercios de amplitud modulada -cortina-… Con otro día soleado y una temperatura de 25 grados y una humedad del 73 por ciento, a nuestros amigos cosecheros les adelantamos el pronóstico para mañana miércoles: El sol saldrá a las 6.45 horas y se pondrá a las 20.14, con una mínima estimada en 16 grados, una máxima de 26 y la probabilidad de chubascos durante la mañana… Ahora actualizaremos los datos sobre la pandemia de Covid-19… Según el Ministerio de Salud, los decesos totales por coronavirus en todo el país -desde que empezó la pandemia- superan los 128.000… Hermanos Jujeños, sigamos cuidándonos, tenemos este mal golpeando las puertas de nuestras casas… no lo dejemos entrar –cortina- A continuación, les pasaré una selección de carnavalitos y luego vendrá la hora de las dedicaciones y saludos para los hermanos jujeños… Seguí sintonizando la mejor radioemisora… ¡Pura Energía!… Tu mejor compañía…”
Mientras la emisora transmite en modo “piloto automático”, Raúl les hace escuchar en manos libres el archivo que había encontrado su hermana Suyay… Un audio que su difusión no iría más allá de los cinco minutos. Mientras lo escuchan, los tres se miran compungidos pues ahora saben de qué se trata…
-Es muy fuerte esto, amigos –rompe el silencio Raúl-, pero es un mensaje muy conmovedor para dar a conocer y creo es su cometido…
-Vaya tú a saber de dónde vino –masculla Kusi, asintiendo con la cabeza.
-Eso no importa hermanito –le dice Wari-, es un mensaje de argentinos para otros argentinos y deberíamos darlo a conocer.
-Si desean, podemos empezar por acá –sugiere Raúl, entusiasmado-. Lo puedo difundir por todo el NOA… ¿Qué les parece?
Los hermanos se entienden con la mirada y le dan la aprobación, pero le piden que mencione a quién lo halló.
-Dale –responde Raúl, anotando el nombre de la hermanita, la madre y la abuela de los eventuales “productores”-. En cinco salgo al aire y lo anuncio junto a los saludos; ustedes esperen, así se llevan el Pendrive.
“Siendo las 17 horas y treinta minutos, desde las entrañas de la provincia de Jujuy, República Argentina, transmite Lw3 radio Pura Energía en su frecuencia de 670 Kilohercios de amplitud modulada –cortina-… Muy bien queridos oyentes, esperamos que estos ritmos autóctonos hayan sido de su agrado… Ahora y deseando nos estén sintonizando allá en el Paso 37 la Awicha Antonia, Ususi Killa y su nieta Suyay, les vamos a enviar un especial cariño de sus hermanos Wari y Kusi, quienes hoy nos visitan…
Sentadas en el patio de la casa bajo el alero de la galería, mientras cada una toma con su propio mate y saborean unas tortas fritas aún calientes, la abuela Antonia, su hija Killa y su nieta Suyay, escuchan la vieja radio a transistores con la inocencia y la alegría de la gente sencilla y se emocionan por los saludos recibidos…
…debo contarles queridos oyentes, que la visita de Wari y Kusi responde a un hecho inusual por estas comunidades, los muchachos nos han traído un material grabado, de origen desconocido, que partió desde algún punto de nuestra querida Argentina… Y por qué digo partió, porque este documento fue encontrado por la valiente Suyay, -su hermanita menor- en la canastilla de un pequeño globo volante… Este globo de cotillón, colgado de una rama de lapacho, además tenía una foto pegada de don Mario y su nieto (ya sabrán de quién hablo), junto a un ramo de nomeolvides secas y una velita consumida…
La simpleza de Suyay aflora a través de su amplia sonrisa y su creciente rubor asomándose por las mejillas.
…Creemos que vino desde la Capital Federal este globo volante y entendemos la intención de quienes lo crearon… Fue soltado a los cielos por personal sanitario y se trata del diario personal de un abuelo internado por Covid, que para no sentirse solo, cada día iba grabando algo de su vida activa… Ahora, desde nuestra modesta radioemisora al firmamento, queremos rendirle homenaje al mensaje de don Mario, haciendo que llegue a cada rincón del NOA… Es un emotivo mensaje que no dura más de cinco minutos y vale la pena prestarle mucha atención. Para ustedes… Ahí va:”
Tras pulsar la tecla enter, Raúl, Wari y Kusi quedan oyendo el audio, que a través de la antena de la emisora vuela hacia el éter, para luego regresar a cada receptor y reproducir masivamente el mensaje “Nomeolvides” lanzado por un grupo de sanitaristas, tres meses atrás… Y así, desde los hogares, puestos de trabajo, hospitales y dependencias, es escuchado respetuosamente…
“Hoy es jueves: Como voy perdiendo la memoria (me dicen que es a causa del alzhéimer…
…Por eso armamos este homenaje en un globo, para que otro argentino se entere de quién fue Mario. Vaya nuestro respeto a don Mario y nuestro pesar a su familia… Él no pudo -como quería- despedirse de cada uno de ellos, pero les dejó este recuerdo grabado que nos atrevimos a copiar y lanzar a los vientos en homenaje a todos los argentinos que se fueron al cielo…”
Ni bien termina el audio, Raúl manda unos temas folclóricos y con un nudo en la garganta por la emoción, retira el dispositivo de memoria y se lo devuelve a los muchachos. Wari y Kusi se montan en la bicicleta y tras despedirse, rumbean hacia el Paso 37…
Entretanto, en la casa de Killa, en un improvisado santuario armado con velas encendidas, un ramito de flores celestes y la foto de don Mario bajo una cruz, tres generaciones de mujeres argentinas oran…