tuve un sueño en el que viajaba
con un familia de crotos
de una ciudad a otra
haciendo trabajos de jornadas agotadoras y pagas pésimas
púes era lo único que había
en eso que parecía el fin del mundo
luego de cada paga
conseguíamos algo de vino
bailábamos junto al fuego
quemando pesares y contando historias
púes era lo único que nos quedaba
en mi maleta llevaba algunas copias
de los últimos poetas
que habían muerto por no saber hacer otra cosa
a vos te encontré
en una fila de muchas personas que esperaban algo de comida
con tu sonrisa
que es lo único que me permito conservar tuyo
les enseñabas juegos para distraerlos
les hablabas de los antiguos colores
de los ríos y las montañas
diciendo al final
que quizás ellas los esperan
porque ellos y sólo ellos podían descubrir si en sus cumbres
habitaban los dioses
y así
a punta de espada, con el valor de las palabras de los nuestros
quitarles todo
para dárselos
como un último regalo
me mirabas
sabías que no íbamos a poder vencer a los dioses
que quizás no existían
sabías que quizás tampoco podríamos con el hambre
a la distancia
mientras la fila avanzaba
me diste
como un último regalo
el poder del fuego de tu sonrisa