Me levanto cada día

creyendo que estoy lista

para tirar el cadáver.

Cada mañana

me dirijo

hacia mi corazón desenraizado,

lo levanto de la tierra

lo examino

le retiro algunas partes

definitivamente muertas.

Medito tirarlo.

Pero no me decido

y lo apoyo sobre la tierra

seca

obligadamente esperanzada

creyendo

que algo verde

puede volver a brotar.