¿Es posible desvivirse sin desesperarse? ¿Trasnochar pensando en vos sin que me agarre taquicardia? ¿Me podré arrancar el corazón del pecho y dártelo sin sentir que estoy al borde de la muerte? ¿Lo querrías si al sacármelo sobreviviera? ¿Lo dejarías latir en tu mano? ¿Y si me desmayo? ¿Es posible abrirse sin desangrarse? Me hice un corte justo en la clavícula, para que tomes de mi sangre, pero no me brota. ¿Podré igual morir de amor?

Tengo un libro para vos, me lo encanuto aunque esté ya envuelto y dedicado. Soy egoísta, sí, pero también tengo miedo de que no te guste. No creo haberlo comprado pensando en vos, me parece, por ahí, que la idea era darte un pedacito de mi corpus, uno de mis libros de cabecera, para que sepas con qué podés encontrarte. ¡Mirá si te aburre! ¡Mirá si decidís contarme lo mucho que te ha disgustado! No lo podría soportar. Mejor lo evito. No hay contexto, no hay excusas, sólo dudas y un paquete finito-finito con un moño rojo y aplastado.

07/01/2024

Esto que me pasa yo no creo que sea amor, hay una duda que me mantiene en vilo aunque no quiera resolverla ni tirándome las cartas ni esperando una señal un dios aparte. Si me las tiro, salen más serpientes que anillos, más látigos que corazones. Barajo y barajo hasta dar con algo lindo pero no lo encuentro. Salen nubes, senderos, la cruz.

11/01/2024

Tu nombre, tu nombre, tu nombre

Tu nombre está pronto al amor, por dos letras no son homónimos.

12/01/2024

No estoy al borde de la muerte, no me arranqué el corazón ni me desmayo. Creo en su latir como creo en Dios o en la presencia de lombrices (¡¿vivas?!) en la tierra de mis jazmines. Lo intuyo, el latir, es esperable. Me hubiera gustado tenerte de Venus, de Eros, de Psique… pero no soy devota. Hubiera querido erguir un panteón de amantes, pero soy muy temerosa de los ojos ajenos. No soy discreta, no soy prolija, no sé cuánto amor ni cuántas velas pueda quemar en tu nombre. Creo que queda poco. Me mantengo en duda, agnóstica.