Bebí aquella vez
y mis labios se anesteciaron.
¿Qué restará
de esos deseos olvidados?
El alcohol a veces
sonríe como una segunda oportunidad.
Los colores de una melodía
convertidos en la certeza de aquella sequía.
Ahora entiendo qué es
el vaso como compañía.
Y la tristeza como lejanía.
No resignaré esos sueños,
pienso fácilmente.
Un cigarrillo se disuelve
en el aire del verano,
se entrega sin problemas
en este corso a contramano.
No ha realizado grandes contribuciones hasta el momento y se espera que continúe así.