me dejé cubrir
por crueles poemas
y ya no hubo agua
que me curase.
cuando me pierdo
en lo inmenso sin decir
me pregunto por qué
me elegiste
entre toda la gente
a la que no ves.
te dejo (son tuyas) todas las velas
de todas las iglesias
que nunca más van a ser visitadas
porque la muerte del amor,
la muerte de lo nuestro,
es la muerte de Dios.
Precioso. ¡Me encantó!