Hace 12 años la acompaña,

hace 12 años no maulla si le duele.

Dejó una oreja en el camino casi como una decisión esquizofrénica.

No se si para Van Gogh vivir con una única oreja era un tedio,

pero algo que si se – dentro de lo poco que suelo saber-, es que para ella es un alivio.

Por suerte, o mejor dicho privilegio,

a la felina se la cortaron,

y este par de palabras, 

me recuerda con certeza y tristeza,

 que a mi no.

Finalmente, su ojo derecho le recuerda la agonía constante que le implica mirar.

La realidad contra la córnea y vos ni un córner podes tirar.

No se si esto es una historia clínica para un veterinario que nunca la va atender,

o uno de mis intentos por mantener vivo a mi amor mas grande.