No es poesía lo que gotea

desde mis retinas ahuecadas,

No es nada más que nostalgia.

Una nostalgia tolerable.

¿Por qué no demorarnos un momento?

Disfruto tanto cada centímetro

de tu voz en llamas.

Todo lo que no tocas es putrefacto,

y cada parte mía que no te pertenece

simplemente me estorba.

Sé que no puedo demorarme tanto,

y la estación ya está vacía.

¿Por qué dejaste la casa a oscuras?

Me acuesto en el suelo a esperar que llegues:

En la cortina gris se dibuja una silueta.

Mi corazón se desprende y danza.

Todo lo que no amas de mí lo aborrezco.

Quisiera arrancarlo y enviarlo lejos,

donde no pueda molestarnos.

Pero la sombra huye

y desarticulado permanezco sin orden.

Otra vez esa proyección no te pertenece,

el mensaje que no escribiste,

la cortina gris en silencio,

el peso de la ausencia,

su pulso.

Y al final, nunca sos vos quien llega a mi casa.