Afuera llueve

Y tal vez afuera llueve.

Pero en la mesa, 

el mate cocido, tibio y con limón,

se prolonga en su última gota verde.

Verde cansado.

Y expandiéndose, sin poder salpicar,

la gota se desdibuja en una línea que se imagina camino

y continúa en una servilleta atravesando el tiempo

hasta desplumarse en un borde

donde mentirse seca 

que seguramente afuera llueve.