Damían sostiene toda su vida con la fuerza de sus dedos, y reza para que la palestra colabore.
Es jodido este trabajo eh, todo el día así. Lavando y restregando. Hay manchas que se ven con lupa nomás,
Uno propone que su gancho izquierdo está a punto de alcanzar la mandíbula de Tahiel, para por fin noquearlo en
En tus ojos encontré todo lo que alguna vez necesitó alguien mirar. Luego, me viste ir. Luego, supe que partiste.
I. Cada noche mis órganos se despedazan se contraen y distienden Mis tejidos se agrietan y mi voluntad se extingue.
En este sencillo acto convoco a mis perversiones, que me arruinan y me arrullan y oscurecen los rincones. Mis tantos