I.
Hoy escribí tanto,
que la tinta dejó de ser tinta.
Mi pluma se cansó de escribir
y salió a buscar a su pájaro.
Las hojas se pegaron a las paredes y me encerraron
vengando a los árboles sacrificados en nombre
del registro.
Hoy escribí tanto,
Que transformé mi mundo y lo convertí en mi cárcel
En mi campo
En mi casa.
Hoy escribí tanto,
Que las palabras se cansaron de vender muerte
y me exigieron un final feliz.
II.
Hoy dejé de hablarle a la escritura, y dejé que la escritura me hable a mí.
Me dejé llevar por las palabras de las que alguna vez me había sentido amo y señor.
Los astros, la naturaleza, la vida y la muerte.
Me hablaron y me hicieron saber mi lugar.
No vine a dominar.
Vine a contemplar.
No vine a llorar y nada más.
vine a construir lo que desearía ver en mundo.
Aunque me cueste la vida.