De cuando todavía no lo terminaba de leer)

Un amigo, hace un tiempo atrás, me presentó a uno de sus mejores amigos “metamorfoseados en libros”. Creo que es interesante verlo así: los libros como amigos -o enemigos por qué no- siempre dispuestos a contarte su historia y hablarte de su visión de mundo; y la lectura como una conversación interminable. Para mí resultó un regalo muy valioso que, sin embargo, tardé en abrir pues creo que es más productivo hacer las cosas con motivación que por obligación.

Pasó un tiempo largo. Transité unos momentos complicados y, sobre todo, muy solitarios en los que no tenía a quién contarle mis dramas. Ahí fue cuando Jean-Paul me habló. Empezamos a conversar y, para no mentirles, continuando con la metáfora, todavía no me cuenta todo lo que tiene entre tapa y tapa.

Jean-Paul hasta hoy me viene hablando de su infancia y su familia burguesa. ¡Cosa muy interesante! Me cae genial su ironía y esa manera particular de armar el relato en esa zona liminal, entre la realidad y la ficción. Sé que me criticaría esa observación tan estructuralista -o  si se quiere: pedorra-; pero ya somos amigos y entre amigos siempre hay diferencias y roces de todo tipo.

Como ya nos conocemos lo suficiente decidió presentarme a algunos de sus amigos y conocidos también “metamorfoseados en libros”, como dice él mismo. Por suerte resultó que tenemos aún más amigos en común. Y a esta altura ¿quién puede decir que la lectura es una actividad solitaria? Me siento más acompañado que nunca.

Como tengo una agenda más o menos cargada quedamos de acuerdo en sólo conversar en mis largos viajes de colectivo, cuando el contexto lo permita.

Ideológicamente estamos en sintonía con mi nuevo mejor amigo Jean-Paul. No quiero entrar en detalles sobre lo que dice en esta ocasión y lo que rescato de allí. Una porque todavía no lo termino de leer; otra porque esta vez no quiero escribir en sí sobre esta obra. Prefiero conversarla algún día con alguien o llevarla a la práctica de algún modo. Lo que sí sé es que será una obra significativa, un encuentro inolvidable para mí, pues llegó justo cuando más necesitaba de Las Palabras.