(El siguiente texto es ya «viejo». Lo escribí, bueno ya se darán cuenta cuándo… Le hice unos retoques necesarios, y lo vuelvo a compartir hoy que vuelve a ponerse en funcionamiento  PNL -no, no hablo de la Programación Neurolingüística, sino del Plan Nacional de Lectura– que viene con polémicas, para mí inexplicables y no porque sea bibliotecario sino porque, bueno ya verán porqué…)

Encontré sin querer un texto que por esa locura de todo texto, en la realidad actual (gobierno macrista), parece provenir de alguna especie de destierro. Esa impresión me causó leerlo. No sé qué provoque en ustedes; pero mejor ir al grano. Hablo de unas breves pero interesantes palabras, escritas, de puño y letra, por Cristina Fernández de Kirchner. Las mismas acompañan una de las tantas antologías literarias, de distribución escolar, publicadas en el gobierno kirchnerista, a través del Plan Nacioal de Lectura. Para quien quiera buscarla esta es la tapa:

Antes que nada quiero aclarar que no soy un devoto más de Cristina. Ciertas actitudes como la soberbia, el autoritarismo y algunos hechos turbios me alejaron no tanto de “sus ideas” sino más bien de sus métodos. Aunque no voy a ser tan ingenuo como para creer que existió alguna vez una Política depurada de todos esos vicios. Por eso mismo me permito la crítica pero también dejo un lugar para cierta admiración.

En una página y media, con un lenguaje sencillo, sentido y sin la ironía característica de su discurso, Cristina habla básicamente de lo importante que es apoyar el arte y en particular el libro, como herramienta, como bien cultural. Les habla a los estudiantes sobre aquella época infame, de prohibiciones, censuras y persecuciones. Invita así a mantener la memoria, a valorar lo nuestro que es lo que nos da identidad y libertad. En aquellas líneas habla, entre otras cosas, de la igualdad de oportunidades, de la construcción de un  país  activo, que se plantee interrogantes recordando el pasado y mirando hacia el futuro.

Leer aquel texto me hizo pensar en que ya hace dos años que no se escucha esa voz. Hoy resulta difícil imaginar un Macri escribiendo un texto con sus propias manos -o bien sosteniendo un libro- ; revelando así aunque sea alguna de sus auténticas intenciones. Mucha “unión”, mucha “esperanza” en sus discursos pero queda claro que la mayoría de sus medidas atentan contra todo aquello y mucho más.

Ya a la ciencia argentina no le quedó otra que adaptarse para sobrevivir a la austeridad M. ¿Por qué el arte, “mucho menos necesaria” que la anterior, iba a salvarse de la tijera? Esa es la lógica hoy vigente. Ese es el virus que pulula en el pensamiento general argentino. Se minimiza la importancia de la cultura y la memoria colectiva; se banaliza (¿sin querer o queriendo?) los horrores pasados.

Para el ojo empresarial todo es despilfarro. Nadie está exento de la tijera. Hoy le toca al “curro” de los derechos humanos y a nuestro arte “poco rentable” que quita brazos a la máquina de hacer dinero; mañana le tocará a “la mafia” de los discapacitados, a los excluidos de todo tipo que no saben más que vivir de la teta del Estado; o la de las abuelas que obstruyen el progreso y obstinadamente se niegan a perdonar y olvidar.

Que el mecenazgo tiene que regularse y transparentarse es cierto; pero no debe desaparecer el apoyo a la cultura y a las instituciones que de otro modo no pueden sustentarse por su cuenta. Difundir autores, realizadores y artistas nacionales es un gesto que contribuye a seguir recordando lo que fuimos, a mejorar lo que somos y no vivir mirando hacia el norte ignorando así el potencial que hay en el sur.

Volviendo a lo de las antologías existe otra de ellas que nos toca más de cerca a los sanjuaninos pues se incluye un cuento de un autor local. Hablo de la denominada Leer x leer. La portada de abajo no es del número del que hablo pero ha de ser similar. Yo conseguí una versión en pdf -la que está en el link-. También se puede el encontrar el cuento en el libro “13 Cuentistas Sanjuaninos”):

A decir verdad este cuento de José Eduardo González  es genial -eso no se discute- pero no es, a mi entender, un “cross a la mandíbula”. Tiene lo suyo, sí, pero hay obras interesantes (incluso del mismo autor, al que admiro desde ya) que se podrían haber incluido aquí . Yo hubiera preferido su obra teatral “Velorios” pero eso sería algo mucho más difícil de realizar. La cuestión es que ahí está. Ahí “estamos”, dos casilleros debajo de Prévert pero ocho arriba de Martí. Cosas de las antologías…

Lo bueno de que exista todo esto es que no falta el debate. ¿Quiénes están? ¿Quién falta y sigue faltando? ¿Quién se lleva más y quién menos? Son algunas de las preguntas que se plantean. Se alzan voces, se generan “bandos” con distintas ideologías y se revelan independientes, autogestivos que la pelean a la misma altura de los más beneficiados.

Con todo lo reunido hasta aquí podría haber escrito un panegírico a la ex presidenta pero no me sale de adentro. Sinceramente no lo siento. Le dejo esa tarea a sus seguidores. Este no es un texto de defensa a CFK sino de esos ideales de los que fue digna portavoz durante años hasta que se pudrió todo. Si es que ella tiene que devolver que devuelva, pero que siga presente. Esa “yegua”, como sea, tiene que seguir galopando. Es mucho lo que hizo, y tan fácil es perder el rumbo y que nos hagan olvidar de lo logrado, que sigue haciendo falta. Su voz y sus ideas tienen que estar porque no son suyas; son la voz y las ideas de muchos que todavía respiran exclusión.