Periódicos sismos retumban en todas las aperturas mentales de mi ser

 sin afán de perseguir un objetivo, solo de dejarme tirado en el camino.

Dubitando, pensando fríamente y calculando una ruta por la cuál escapar de justamente mi cabeza,

 mi cabeza que pesa por el pensar, por el razonar, por el no dejarme llevar de los instintos más profundos de mi psique,

 me moriría por poder hacerlo, por no recalcular más y dejar mi integridad descender cuesta abajo, para poder llegar así al páramo de mi liberación más lúcida, 

mis pertenencias se volverían intangibles y mis deseos más mundanos volarían convirtiéndose así en estrellas medianamente moribundas por el tiempo que pasaron en el vacío de mi pecho.

 Que lindo sería liberarse, abrirse y dejar todo de lado, guardarlo en una cajita de Pandora y pedirle a los dioses que ninguno la toque. 

maldición permanente,

 pero sólo para mí, tristeza, sufrimiento, dolor, males necesarios, pero igual de necesario encerrarlos en una cajita, 

no me molesten,

quiero descansar en mi ataraxia, en mi melodía diaria, melodía neutra, dejando de lado mi melancolía,

 perfecto, soy un ser perfecto, 

pero quieto, un maniquí, aparento y no soy, ¿quieto quien sufre ? Pero, ¿Quién es feliz? ¿Quien ama? ¿Quién se siente satisfecho? ¿Quién vive? 

Que necesario es, que doloroso pero tan vital es moverse.