Esperemos haya algo
¿Hay vida después de la muerte?
Es, en cierto punto una contradicción pensar que la muerte, la cual se encarga de quitar, acabar, despojar, eliminar, destruir y suprimir la vida; exista después del paso de ella, vida en sí. Para Sócrates era inútil temerle a la muerte porque nadie sabe que hay más allá, tanto así que, el que está muerto no es nada ni tiene sensaciones de nada o la muerte es una transformación del alma hacia otro lugar. Creo que me gusta pensar en la segunda posibilidad porque me gusta pensar, también, que el alma nunca muere, quizás solo se transforma. Porque hablar de la muerte en este sentido o en el sentido que nos han hecho creer que es, es decir, la cesación de la vida, aún existe en un pequeño lugar muy profundo de mis pensamientos, la idea de que no es más que la separación del cuerpo y el alma. Por eso, todas las tardes del año pasado vino a visitarme mi abuela en forma de colibrí. Por eso, nos preguntamos si hay memoria después de todo lo conocido, y porque yo siento que me vienen a visitar mis seres queridos, puedo decir que la memoria no perece. Lo que muere, entonces, es probablemente lo que ahora estamos queriendo mantener con químicos, alimentos, horarios de sueños, sustancias psicoactivas; y me refiero a las uñas, al pelo, a nuestra piel, nuestros huesos, a esta vida.
¿Hay amor en la vida?
Jorge Luis Borges escribió un poema que se titula Dime y en el último verso encuentra las palabras exactas para decir: “Dime por favor cuál es la noche, / en que vendrás, para velar tu sueño; / que no puedo vivir, porque te extraño; / y que no puedo morir, porque te quiero”. Que no puedo vivir, porque te extraño y que no puedo morir, porque te quiero… Podemos temerle a la muerte el hecho de que algo siempre queda y que no somos nosotros eso que precisamente permanece. Pero podemos respetarle a la muerte el hecho de que algunos recuerdos no se borran incluso después de ella. A mi parecer habría que reformular que los enamorados proclamen en una iglesia: “Hasta que la muerte nos separe” porque si algún día tendré que decir te amo, lo diré y si algún día mi cuerpo dejara de respirar, moriré, pero seguiré amando incluso después de la muerte, llevando conmigo los recuerdos que toseré.
¿Hay vida en la vida?
Y es que la peor pesadilla de mi vida es que cuando me llegue la hora, me dé cuenta de no haber amado lo suficiente y es que amor, para mí, significa vida. Se me perdió la vida cuando mi boca te nombró por primera vez; y la recuperé con palabras prestadas, desconocidas, que con el tiempo fui conociendo, hasta me fui amigando; pero se me fue perdiendo la vida, una vez más, cuando mi boca no te nombró porque no puede encontrar las palabras exactas para decirte: “Dime cuál es el lugar del encuentro/ que frente al deseo yo prometo esperarte / que frente a todo yo quiero quererte / que te extraño cuando no estas y me emociono cuando venís / que te sueño porque te extraño y te escribo porque te amo / que me desvelo en tus ojos y me vivo en tu vida”. Porque no pude encontrar las palabras exactas para decir… y la vida pasó por al lado y me dijo: “Se continua al lado de las personas que te aman y las personas que amas, los lugares en donde te amaron y en donde amaste” y siguió. Entonces, creí ver vida en la vida y seguí.
¿Hay muerte en la muerte?
Que si me pongo fría, no es enojo, es que me estoy muriendo. Por tu calor. Por mi pasión. Por este cariño, que no nos encuentra.
¿Hay vida antes de la muerte?
Solo con tu amor hay vida antes de la muerte. Después ya no hay nada.