«Estoy harto de que te sientas inútil», gritas con gran amabilidad por la mañana.
Los gritos son costumbre, pero hoy tienen algo especial, pues finalmente ves lo que provocan tus inservibles métodos de motivación, pues el reproche de hoy no ha sido un repertorio de cosas que no he hecho.
El grito de hoy es especial, es mucho más fuerte, más perforante, con un tono intenso de burla al verme quebrar.
Tu preocupación por otro lado es plenamente falsa, es cruel… La prefiero fuera porque a mí lo que me harta es sentirme inútil por tu culpa.
-Lucila Rebolledo.
Bahía Blanca