El perro gris que espera en la banquina

le pidió un atraso a su ejecutor.

No tiene amo, ese fue su error,

sabe que el tiempo acecha hasta que arruina

Mira el asfalto frío de la ruta

y se olvida de sus esperanzas.

Se fue la época de sus andanzas,

viene la muerte con su mano enjuta.

Ya lo toca áspera con la punta

de sus dedos de hueso, y ningún santo

lo acompaña. Y el frío lo sepulta.

Tiembla el perro, y lo encierra la noche.

Nadie lo ve, nadie escucha su llanto,

nadie lo busca, y él recibe el golpe.