Contuvo la última nota.
Rasgando la cuerda.
Tensando el aire,
de un suspiro,
imperativo y deseoso.
Al final de la melodía.
Si, al final,
ese suspiro,
de esas,
cadenas sonoras,
engañaba al destino.
Era el sitio,
de sombreros
y humo.
Entre el tumulto,
cerrando los ojos.
Oyendo el silvido grave,
que apagó el ruido.
Escribiendo encontré una pasión y así como se viven las pasiones escribo.