Conocí un hombre

que disfruta caminar baldíos,

atravesar el pasto alto

uno, dos, cien veces

hasta despejar la tierra. Esconde

una bolsa con moras

que arranca y reparte

entre las abuelas del pueblo.

Hija, un poco soy esto:

Me calzo con los cordones atados,

cruzo la calle por su mitad,

duermo en el colectivo,

escribo versos en un ticket,

almuerzo desde el tupper,

elijo el tren con demora.

.

Esta remera fue blanca,

nadie en este mundo espera algo de mi.