I
Me acuerdo de ir a la playa.
Había pasado un buen rato
desde que mojé los pies fríos
en agua más fría, helada.
Me acuerdo de dejar mi ropa ahí
donde todavía hay piedras.
Ahí, límite de agua y de arena.
Con musgo incipiente, las piedras.
Había pasado un buen rato
desde que entré en el agua,
— — — paseaban mi cuerpo
las olas, sedante fatal.
Oscilaba con la marea
hacia la verde escollera
hacia la ropa, malhadada,
flotaba dormida, serena.