Si estoy en el epicentro de una tormenta de caos y destrucción que yo misma desaté, ¿mis decisiones fueron las que convirtieron todo a mi alrededor en cenizas? Y si es así, ¿por qué en medio de este infierno permanezco intocable, inmune a las llamas que devoraron todo lo que alguna vez supe amar y valorar?