Una vez la experiencia, cual viejo verde, me preguntó “¿Conoces el chiste del pintor?”, ante mi negación, el proclamó: “querrán borrar lo que has escrito, pero sus intentos serán en vano, podrán alterar, romper, y hasta quemar las hojas, pero los lienzos trazados en las memorias quedarán por siempre. No hay voluntad que sea lo suficientemente inmunda para manchar una esencia ajena, solo el pintor es capaz de arruinar aquellos bellos colores que porta su obra, allí es donde está el remate de la broma, de su chiste, de ellos mismos. Somos esa gasolina que mantiene aquel fuego, cual nos consume por dentro. La herida que nos causemos dependerá de cuanto hemos roseado.”