Lo natural que se vuelve desconocer lo bien conocido, soñando con obviar. Lo innatural que nos volvemos forzando justificaciones endebles por miedo a corroborar lo tácito.

Lo natural que es ver las estaciones cambiar, y lo innatural que lo hagamos nosotros con ellas.

Lo innatural que es florecer cual primavera, y lo natural que es mantenernos marchitos simulando un árbol senil durante el otoño.

Quizá lo más natural de nosotros sea lo humanos que nos volvemos al rechazar lo más natural.