Cuando dios se volvió diplomático

+10
Foto de @pabloleguizamon2.8

Breves consideraciones sobre la religión y el poder

Murió Jorge Mario Bergoglio, el papa que supo disfrazar con «humildad» las miserias de una institución que, bajo su mando, continuó perpetuando abusos, discriminación y dogmas caducos.

El hombre que pidió perdón por los abusos sexuales en la iglesia, pero que redujo sanciones a sacerdotes condenados. El que admitió la esclavitud sexual de monjas por parte de clérigos, pero no desmanteló las estructuras que lo permitieron. (Ver)

El mismo que, mientras hablaba de inclusión, utilizó expresiones homofóbicas como “demasiado mariconeo” para referirse a seminaristas homosexuales. (Ver)

El que criticó la pobreza en Argentina, atribuyéndola a “mala administración”, sin reconocer el rol histórico de la Iglesia en sostener sistemas desiguales. (Ver)

Murió el hombre que jamás permitió que su religión desaparezca. El hombre que, para no verla agonizar, la moldeó a todos los contextos donde pudiera aún respirar. El que convirtió la fe en un discurso políticamente correcto, y la cruz en un logo de marketing espiritual. Murió el papa de los gestos, de las palabras suaves y las reformas a medias. El símbolo de una iglesia que sacrificó la razón teológica en el altar de la modernidad.

Murió el que hizo de la incoherencia su doctrina y del relativismo su cátedra. Murió, pero su imagen ya estaba disecada: hacía tiempo que hablaba sin decir, que actuaba sin cambiar, que rezaba sin escuchar.

Murió la contradicción pensante. Murió el máximo referente de la mediocridad disfrazada de virtud.

+10

4 comentarios en “Cuando dios se volvió diplomático”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *